sábado, 7 de agosto de 2010

La espía que llegó del frío

Moscú 18:57 zulu.- Hotel Ukraina. Inserto la tarjeta magnética en la puerta de mi habitación y al mismo tiempo suena mi móvil, dejo el bolso con el portátil, mis documentos sobre la mesa y saco el teléfono del bolsillo


Yuri. ¿Hola?

Irina. привет! ¿Yuri?

Yuri. ¡Sí! ¿Quién habla?

Irina. ¡Soy Irina!

Yuri. ¡Irina Petrushenko! ¡Qué sorpresa! ¡Cómo estás!

Irina. ¡Bien Chileno! ¿Y qué haces por Moscú, desde cuándo estás aquí?

Yuri. Llegué el lunes, he venido por trabajo, estaré 15 días pero también debo ir a San Petersburgo ¿Y cómo has conseguido mi teléfono?

Irina. Ayer hablé con Giannina y me contó que estabas aquí y le pedí tu número ¿Qué tal si quedamos para cenar? Te puedo llevar a un sitio donde hacen el mejor Borsch que tanto te gusta.

Yuri. ¡Qué bien! ¿Dónde nos podemos juntar?

Irina. ¿En qué hotel estás?

Yuri. Estoy en el hotel Ukraina

Irina. ¿Te parece bien a las 20:30 en la estación Lubyanka? ¿Sabes dónde queda?

Yuri. ¡Sí, tengo el plano del metro, pero la conozco!

Irina. ¡Perfecto! Quedamos a las 20:30 entonces.

Yuri. ¡Ok, un beso!

Irina. ¡пока!

Como saben, en invierno en Moscú a las 5 de la tarde ya está obscuro. No me gustaba mucho la idea de volver a salir, además, había pasado por un supermercado y me traía a la habitación té negro, unos sándwich para preparar y acostarme a ver tele, como día viernes en un país donde no conoces a nadie estaba claro que el fin de semana sería larguísimo, pero aprovecharía de pasear por el parque Gorki y otros sitios que no sean tan visitados. Pero tomar el metro otra vez y llegar a esa estación ¡Qué lata! aunque está a sólo 6 paradas de mi hotel debes cambiarte de líneas porque está en plena Plaza Roja (Красная площадь).

Les cuento: Irina es una chica de 24 años, moscovita, físicamente como todas las rusas, pelo rubio, ojos muy azules, de mi estatura 1,78mts, y está como un tren, o sea, ¡De miedo! Habla muy bien el español, lo aprendió en Madrid en el Instituto Cervantes. La conocí en mi primer viaje a Rusia. Aquella vez, el avión desde Paris me dejó en San Petersburgo en donde tuve que trabajar 5 días y luego, como yo lo había pedido saltándome el viaje en avión, me fui en tren a Moscú. Era un día muy especial para mí, estaba eufórico porque por fin cumpliría mi sueño de ver el Kremlin y la Catedral de San Basilio. En aquel tren-cama de 8 horas de viaje, coincidí en el camarote con ella, se dio cuenta de que yo no hablaba ruso porque, aunque no tengo cara de indio pero tampoco tengo cara de ruso, no dejaba de mirarme y porque también yo no apartaba mi vista de la ventana, intentando no olvidar ningún detalle que pasara delante de mis ojos, el paisaje, la nieve, las casas, los coches, las fábricas, todo estaba en mis sueños de niño por conocer aquel país. Nada más salir el tren de la estación "Moskovsky Vokzal" en San Petersburgo, el inspector me habló, como no tenía ni puta idea de lo que me decía, le pasé mi billete y el pasaporte pero con cara de ogro se dio media vuelta y salió, ella explotó en risas y me preguntó en Inglés Where are you from?, ¡Hi!, le contesté I come from Spain, y ella me dice en español, "El señor te preguntaba si querías un té! ¿Quieres uno? ¡Sí por favor! le contesté. En la calle habían -19 grados, y yo, poco acostumbrado a ese frio cualquier cosa caliente era bienvenida.

Este tren, el 'Flecha Roja' o "Krásnaya Strelá" tiene vagones con camarotes independientes o compartidos. En los compartidos, entre cada camarote individual hay una mesita pegada a la ventana, Irina pidió dos té negro con limón y con eso me empecé a poner rosado otra vez, recuperé mi forma de humano y ya podía asimilar todo lo que veía y hablaba. Ella había ido a San Petersburgo por el fin de semana, a ver a su abuela que estaba enferma y volvía a Moscú por una entrevista de trabajo en una empresa española.

Llegó la hora de la cena y nos fuimos al comedor, al vagón del restaurant, Irina me explicó los tipos de comidas que habían en la carta y yo le pedí un Borsch; Es una sopa que había tomado en San Petersburgo, está hecha de verduras y remolacha, con queso rallado, es lo que más me gusta de la comida rusa.

Si no hubiese sido por Irina, esa noche sólo habría tomado sopa, porque era lo único que sabía pedir, además, comí albóndigas con ensalada, postre y mi infaltable café con leche con tres de azúcar.

Luego, en el camarote, no dormí nada sólo me quité los bototos de nieve que me tenían los pies adormecidos y me senté en mi litera, ya no podía mirar hacia afuera, se había hecho de noche y de la televisión no entendía nada, así es que la mayor parte del viaje me fui conversando con ella. Me sorprendió su cultura y además el conocimiento que tenía de mi país, que aunque le dije que venía de España más tarde le aclaré que era chileno; Por momentos ella, estirada en su litera, se daba vueltas y pegaba unas pestañadas, y con una sonrisa cómplice me decía ¡no me mires el culo chileno!. Como estaría dos semanas más en Moscú, nos dejamos teléfonos y quedamos en que sería mi guía personal, así, cada día, después del trabajo, nos juntábamos y salíamos a conocer la ciudad.

Con Irina conocí la mayor parte de Moscú. El centro, que para mí es lo más bonito; Las iglesias ortodoxas, que son muy antiguas; El metro, que aunque sus vagones son aun de los años 50's las estaciones parecen museos, todas de mármol y llenas de cuadros y murales. Le pedí también que me llevara a la Universidad Patricio Lumumba, siempre quise conocerla porque ahí había estudiado mi tío Tomás, él se graduó de radio físico y todo lo referente a la Unión Soviética me lo impregnó su presencia en casa de mis abuelos. Su hija también se llama Irina, que es la prima más guapa que tengo, su otro hijo se llama Yuri y es un primo que además del mismo nombre, tiene mi edad, todos los libros con fotos de las grandes avenidas moscovitas de los años 60 que soñaba conocer ya eran realidad.

Pasaban de las 20:00 hrs. y aun no salía del hotel, voy terminando los últimos retoques, bien afeitado, como culito de bebé, bien perfumado (por si las moscas...) Mi pesada chaqueta de 10kg para la nieve, bototos para el Himalaya, guantes, mi pipo (gorrito), el móvil, cámara de fotos y mi chicle chileno regalón, el dentyne blanco sabor a calorub.

Son las 20:30 y ya estoy en la estación Lubyanka, me entretengo mirando los murales en las paredes, con imágenes de Lenin, Stalin y banderas con gente con la mano en alto, parecen felices. Los trenes pasan llenos y las mujeres, aunque sólo les veo los ojos, se ven preciosas. Ya tarda 15 minutos, esto es algo normal en Rusia, aquí la gente es consciente de las distancias y nadie se molesta por los retrasos, en todo caso, el gen de la demora en las mujeres es el mismo en todo el mundo. Mi cuota de espera para una mujer no pasa de 20 minutos, eso lo implanté en Valparaíso luego de que la última polola que me lo hizo la esperaba hasta 40 minutos, claro, tenía mis premios más tarde, pero creo que es mucho tiempo para esperar a alguien. Ya está, ahí viene, 20 minutos justos, veo su gorrito de lana blanco con negro (colores del Colo) que me quitó la primera vez que vine a Rusia y que yo inocentemente traje para protegerme del frio y que obviamente no me serviría para nada. Sonríe con los brazos abiertos y me grita:

Irina. ¡Chileno! ¡Tanto tiempo! (un abrazo apretado)

Yuri. ¡Tú estás igual que hace 5 años! ¡Igual de hermosa!

Irina. ¿Qué haces que te estás poniendo más grueso, más hombre?

Yuri. ¡Sexo! ¡Esa es mi receta!

Irina. ¡Ja ja! Estoy segura que la cumples a raja tabla!

Irina. Vamos, que te llevo a comer y luego me contarás todo lo que has hecho. ¿Por qué dejaste de escribir?

Yuri. El trabajo, los viajes, la distancia, todo se junta.

Caminamos de la mano, unos 15 minutos por el Centro de Moscú hasta el Restaurant. Los rusos que parecen tan fríos y secos, son muy 'sobones', cuando ya te tienen confianza te dan la mano, te hacen caricias y te abrazan a cada rato, es un gesto muy natural.

Irina parecía muy contenta, su cara y su actitud estaban muy alegres después de volver a vernos en tanto tiempo, algo que no me imaginé ni programé. Comimos, obviamente siempre con la ayuda de ella ya que hay platos que tienen nombres muy raros y no sé lo que contienen. Luego, pedí mi café con leche y nuestra cena se dilató más de lo normal, conversando de todo, como ya les había dicho, Irina sabía mucho de mi país y naturalmente mucho del suyo, así es que nuestra velada no tenía para cuando terminar. Si nos juntamos a las 20:30 sobre las 12 de la noche todavía estábamos conversando,

Ella me dice "¡Chileno! ¿Qué te parece si caminamos un rato?" Había poca nieve aun en diciembre pero sí mucho frío y llovizna. Me toma del brazo y me dice "Te llevaré a la iglesia donde se casó Pushkin, creo que no te llevé la última vez que salimos, está por aquí cerca" Caminábamos por la Avenida Noviy Arbat con el viento en contra de la cara y abrazados para poder escucharnos, pero para mí era tanto el frio que le dije "¿Y si lo dejamos para otro día?" total, estaré hasta fines de diciembre, además quiero que me acompañes a San Petersburgo. ¡No chileno! - me contesta ella con cara de pena, "esto no es frio, el verdadero frio llega en Febrero", "Luego pasaremos a tomar un buen trago de Vodka y verás cómo se te quita y entras en calor" Como no soy fácil de convencer, acepté inmediatamente y seguimos caminando.

Mientras nos alejábamos del centro de Moscú, las calles se hacían más oscuras y largas, y me dice "Vamos por esta calle que así no nos dará el viento de frente" Tengo la manía de mirar los nombres de las calles por todas las partes por donde ando, pero con esta fue el giro tan rápido que, además de la llovizna, sólo alcancé a leer Trubnikovsky, Esta calle, aún más oscura y como son la mayoría de las calles moscovitas, tenía casas muy antiguas, sus fachadas altas, de la época soviética que hacía más gris el panorama para ir con alguien abrazado. Ella estaba acostumbrada, pero el frio era tan intenso para mí que sentía mis pestañas pegadas a los párpados, y en un momento tuve que llevar mis manos con los guantes a mi cara para calentarla con el aliento, Irina se da cuenta que estaba congelado y sonriendo acerca su cuerpo abrazándome fuertemente con sus dos brazos sobre mi cuello y me da un beso, pero un beso 'caliente' literalmente es el beso más rico que me han dado en mi vida porque sentir su lengua caliente y sus labios suaves y tibios me dejaron en el limbo, no por el beso en sí, sino por el calor que me estaban devolviendo. Cerré mis ojos y sólo podía sentir sus dientes como mordían mis labios y le daban vida, me quedé quieto y me dejé besar no sé cuánto rato...

Seguimos caminando e Irina se acerca a un tipo que estaba de espaldas a nosotros en un portal, parecía un oso con el abrigo que andaba, y le pregunta ¡Isvinitie! (Disculpe) ¿Sabe usted si por esta calle llego a la Iglesia de la Ascensión? El tipo corpulento da un giro inesperado y brusco y la coge del cuello y la aparta del camino, al ver la reacción tan inesperada del ruso estiro mi brazo para poder coger a Irina y el tipo me dobla el brazo tras mi espalda y con su otro brazo me rodea el cuello inmovilizándome completamente, le da un punta pie a una puerta del lugar donde estábamos y, casi en el aire, me mete a unos cuantos metros al interior de la casa, estaba todo oscuro, yo solamente pensaba en Irina ya que no la escuchaba y no podía ver nada.

El tipo le da a una lámpara vieja en una orilla de la habitación, me sienta en una silla, amarra mis manos y pone un saco sobre mi cabeza, no podía ver, y estaba más que claro que en esa casa no vivía nadie. ¡Irina! -gritaba insistentemente- pero nadie me podría escuchar, estas casas tienen paredes de un metro de ancho para el frio y ya el tipo parecía haber salido de la habitación, por momentos comencé a angustiarme pensando en que nunca nadie se iba a enterar en dónde estaba secuestrado, pero tenía la esperanza de que Irina hubiese salido corriendo a buscar a alguien, ella por lo menos sabía dónde estaba encerrado.

Una media hora después, ya comenzaba a tener frio, tanto tiempo sentado, sin tener movimientos mi transpiración se secaba y el hielo se hacía más molesto. Intentaba zafar mis manos, pero era imposible porque estaba amarrado al respaldo y estiraba mis piernas intentando tocar o golpear algo para hacer ruido.

¡Irina! -continuaba gritando- sin poder ver nada, cuando escucho unos murmullos en ruso y varios pasos, siento que abren la puerta de la habitación, el ruido de una chaqueta que se quitan y sin hablar acercan la lámpara desde una esquina del cuarto. Quitan el saco que cubría mi cara, tirándome el pelo en el primer intento y con el brusco cambio de lo oscuro a la fuerte luz en mis ojos quedé temporalmente ciego, poco a poco voy recuperando la imagen de la sala y sólo puedo distinguir a una chica rubia en sujetador con unos pantalones de comando. ¡Irina! exclamé entre alegría y risas -es lo que podía distinguir- ¿Es una broma? le digo, pero ella sin mover un músculo de su cara se acerca y se inclina para decirme ¡Soy la agente del FSB Natalya Goncharova! mi nombre de agente encubierto para esta misión es Irina. A partir de este momento estás bajo mi custodia. Hemos seguido tus pasos en una investigación que ha durado 25 años y hoy es el momento en que culmina, de tu cooperación dependerá si de aquí sales vivo o en una bolsa plástica directo al rio Moscova.

Irina o Natalya, ya tenía una confusión, coge una carpeta de un cajón y me dice sin la sonrisa hermosa que compartíamos hace unas horas. Tengo tu informe completo desde el año '85, leeré primero lo que necesito, no quiero que interrumpas. ¡Igor! amordaza su boca para que no interrumpa. Igor, el gorila que me había cogido, también era una agente, y ya sin su chaqueta se veía su uniforme de la milicia rusa. Me llegó a crujir la mandíbula con lo bruto que fue para amordazarme.

Юрий Салазарь (Yuri Salazar) nacido en Santiago de Chile, comuna de Las Condes en 1968, has cambiado de residencia a la ciudad de Valparaíso y desde el año 1985 has pasado a ser parte de la lista de esta investigación por orden de nuestro superior, el General Юлиэнкоб Диьаз (Julienkov Díaz) Ha sido encargada tu vigilancia por los reiterados actos de insubordinación en la antigua sede del KGB en Valparaíso, camuflado como colegio de enseñanza escolar Carlos Cousiño. Se han seguido tus pasos por nuestros agentes encubiertos por los continuos romances iniciados desde aquel año siendo ello un delito de categoría tipo 'A' (Máxima investigación) el cual Julienkov persiguió y castigó en aquella época. Para no leer todo el informe sólo resumo que necesitamos saber de ti cuál fue o es tu relación actual con todas las personas de género femenino que tienes como contactos en Facebook. Si luego de esto determinamos que no han existido lazos amorosos o personales con alguna de ellas te dejaremos libre, de lo contrario serás torturado hasta la muerte. Te informamos que en forma paralela tenemos la información necesaria de todas las personas por el cual serás investigado, de cruzar nuestra información con la tuya y no coincide se aplicará la tortura sin compasión.

¡Agente Igor! quítele la mordaza a este desgraciado y déjenos solos. Ya me estaba faltando el aire por tener que respirar sólo por la nariz cuando, cansado, le pregunto ¿De qué se trata todo esto? y recibo el primer charchazo en plena cara ¡Aquí sólo pregunto yo y tú respondes! Ya me estaba asustando toda esta situación tan ‘tragicómica’ pero con el pasar de los minutos me fui dando cuenta que iba en serio.

Irina o Natatya, no sé cómo xuxa se llamaba me coge de la mandíbula con su mano derecha y con sus grandes ojos azules me mira y me dice ¡Comenzamos!

Abre el informe, o carpeta roja, en la que pude divisar mi foto y me dice: "Iremos por orden, te daré el nombre y me dirás quién es y qué relación tuviste con ella, si mientes recibirás castigo y si has tenido algo con alguna de ellas la orden de Julienkov Díaz por desobedecer su reglamento es la muerte."

Agente. ¡Ana María Miranda!

Yuri. Es una amiga de muchos años, la conocí antes de entrar al Cousiño.

Agente. ¿Andabas con ella en el colegio?

Yuri. ¡No! sólo amigos, pero te puedo decir con los que anduvo ella...

-- ¡Segundo charchazo! ¡Aquí sólo yo pido información!

Agente. Alguna de ellas: Sandra Díaz, Angelina, Carla, Sheila, Fanny, Jessica, Patricia

Yuri. ¡No! Ninguna de ellas, ellas eran regalonas del July…

-- ¡Tercer charchazo más combo! No se llama July, su nombre es Julienkov y él no tenía ‘regalonas’...mi boca comenzaba a sangrar…

Agente. ¡Macarena!

Yuri. ¡No! nada, estaba buena pero sólo fuimos compañeros, pero te puedo decir con todos los que anduvo…

-- Irina o Natalya se sienta sobre mí, pone mi cabeza entre sus pechos y con ambas manos me aprieta contra ella ¡Era terrible! ¡No podía respirar! ¡Sólo yo hago preguntas! me gritaba...

Agente. ¡Karina!

Yuri. ¡Nada! ¡Lo juro! Yo la amaba pero me cambió por el Carrillo

Agente. ¡Mentira! Tenemos muchos papelitos interceptados ¿Y por qué le enviabas tantas cartas?

Yuri. Se las enviaba pero nunca me respondía, Sólo una vez quise darle un beso y me giró la cara…

-- Irina o Natalya se sienta de espaldas sobre mí y con todo el peso de sus nalgas daba golpes sobre mis genitales ¡Era terrible!

Agente. ¡Gloria Camus y Rosa Morales!

Yuri. ¡Nada! Estaban buenas pero eran mucha carne para tan poco gato, pero te puedo contar con todos los que ellas anduvieron...

-- ¡Cuarto charchazo! nadie te aprieta el cogote, responde lo que te pregunto...

Agente. ¡Nury Karstulovic!

Yuri. ¡Nada! ¡Jamás! sólo fuimos amigos

Agente. ¡Tenemos fotos tuyas saliendo del colegio con ella de la mano!

Yuri. Deben estar trucadas, una vez le di la mano porque se dobló un pie…

-- Irina o Natalya se quita el sujetador, abre mi camisa y aprieta sus pechos contra mi pecho ¡Noooooo! -¡Me quemaba, era terrible!

Agente. ¡Jacqueline, Lorena, Virginia, Leandra, Luisa, Marcela, Maysa, Sandra Aliaga!

Yuri. ¡Nada! ¡Nunca! ¡Con ninguna! ¡En ninguna parte! ¡Ni en el sótano, ni en los baños! ¡Lo juro! Pero te puedo contar con quienes andaban ellas y los pololos que se quitaban entre ellas...

-- Irina o Natalya aun sin sujetador y sentada sobre mí comienza a meter su lengua en mis oídos ¡Dios! ¡No puedo oír nada! Y mi piel se ponía como carne de gallina ¡Era terrible!

Agente. ¡Milena!

Yuri. ¡Nada! me gustaba pero me ignoraba, Yo era muy inocente y a ella le gustaban maduros…

Agente. ¡Viviana y su hermana melliza!

Yuri. ¡Nada! También me gustaba pero nunca lo supo, le gustaban con autos y yo sólo la podía sacar a caminar por Esperanza.

Agente. ¡Pero tiene cartas tuyas! y pasabas metido en su casa.

Yuri. Pero a ella le gustaba otro, le pedí que se casara conmigo pero me rechazó, te puedo contar los pololos que tuvo la hermana si quieres…

-- Irina o Natalya, aun sentada sobre mí, me cogió del pelo y restregaba mi cara sobre su cuerpo húmedo y rosado ¡Qué asco! ¡Era terrible!

Agente. ¡Verónica!

Yuri. ¡Nada! ¡Esto sí que es verdad! ¡Lo juro! ¡Jamás hablé con ella!..

Agente. ¡Tenemos notas tuyas y fotos!

Yuri. ¡Son falsas! Además le gustan pequeñitos y morenos, tipo peruanitos o fonolas…

Irina o Natalya me grita ¡Morirás por mentiroso y hocicón y te tiraremos al rio Moscova!

Con sus dos manos me coge de la cabeza, me la inclina hacia atrás y mete su lengua larga hasta mi garganta ¡Era terrible! ¡No podía respirar! a ello la malvada agregaba espasmos con su cuerpo y quejidos que me traumaban, me faltaba el aire con su lengua larga como si me quisiese besar, pero obviamente yo no caía en su juego, sabía que era parte de la tortura, pero no tenía aire y comenzaba a sentir frio, estaba desesperado cuando siento unas manos suaves sobre mi cara y una voz dulce que me dice ¡Yuri! ¡Chileno! Veo que te gustó mi beso, te has quedado como soñando ¿Nos vamos? que ahora sí hace frio. Pasamos la calle abrazados con Irina, en aquel portal no había nadie, la miré a ella y le dije ¿No eres espía del KGB verdad? ¡No! ¿Por qué? -Me dijo ella - ¿Quieres que te torture? …