sábado, 10 de abril de 2010

¡Odio esta canción!

Sigo sin saber lo que piensa, pero puedo entender lo que siente, tampoco soy un maestro pero soy hombre... En 10 minutos bajaríamos desde el 3er piso del edificio del colegio, en aquella tarde fría de abril, después de habernos reunido todos con nuestros respectivos profesores jefes en las salas de clases. Era nuestra primera fiesta-cine del año y la pasaríamos junto a las chicas de nuestro colegio, obviamente, todos andábamos con ropa de calle, o sea, era un acontecimiento más que importante para los hombres.
En esos precisos momentos, terminábamos la merecida charla de nuestro profe Ramón Ramírez con las recomendaciones de siempre, comportarse como caballeros con las niñas y bla, bla, bla.. Sin querer, a mi derecha, vi cómo Joselito se secaba sus manos húmedas en su camisa de seda, obviamente con el frio que hacía, su sudor era más bien nervioso. Mordía su dedo gordo de la mano derecha y no paraba de refregarlas contra su ropa, una situación que me puso en alerta dado el carácter rudo y frio de Joselito en aquellos años.
José Contreras, Joselito, vestía camisa de seda blanca alba con un corbatín de hilo negro de donde colgaba una Estrella de David de oro de 84 klts. jeans Ellus de la época, color azul oxidado, botas vaqueras de piel de vaca con punta de acero inoxidable, reloj de oro de Lotusse, anillo de perla negra de Siberia y un abrigo fino de piel de Ante color crema, con el corte perfecto a su altura, y lo más importante, su sombrero de buey negro con rayas de cebra de la sabana africana, regalo de su abuelo, oriundo de Dallas, que se lo había enviado directamente al colegio por LAN Courier a fines del año anterior. Estaba claro, había venido con su pinta más sencilla por los nervios que veía en él, observé que no deseaba sobresalir mucho.
Mi pregunta fue inmediata e inocente ¡Qué xuxa le pasa a Joselito! Nunca fuimos tan amigos, hasta ese momento sólo nos unía el colegio, además, su carácter serio y matón no iba conmigo, sólo con los más desordenados. Rara vez hablábamos algo, algún cruce de materias o dudas pero siempre eran cortadas por los abruptos cambios de carácter de Joselito y hasta ahí llegaba la conversación.
También hay que tener en cuenta su estado atlético, tenía una espalda talla 50, que para aquellos años era mucho, y unos bíceps con los que podía partir nueces, en educación física le apodábamos 'el croissant' por su aspecto de los dos brazos inclinados hacia adelante como sacando músculos, claro está que se lo decíamos en broma, todos lo respetábamos mucho.
El se dio cuenta que noté su nerviosismo, e inmediatamente giré mi cara para evitar que se molestase, además, que fue un gesto involuntario. Cruzaba sus piernas y estaba claro que el nerviosismo ya se trasladaba a los esfínteres, no por el olor que podía estar generando Joselito, sino porque se notaba incómodo en la silla de clases. También pensé que podía ser una diarrea fulminante la causante de su sudor, a todos nos ha sucedido alguna vez, pero mi alto coeficiente intelectual, dada la alta ingesta de leche materna hasta una edad avanzada, me dejaron claro que Joselito no se cagaba biológicamente, sino que se cagaba psicológicamente. Biológicamente, tu cara se desencaja como una ensalada de muecas y tu labio inferior se retrae, como si estuviera unido al culo, porque te retuerces y te muerdes el labio inferior, ignoro el por qué de ese movimiento, además las manos van directamente al estómago, las piernas no se des-cruzan en ningún momento para evitar el destape y dejar literalmente 'la cagá'.
Por ello estaba claro que Joselito estaba nervioso por algo, no podían ser las notas, porque acabábamos de iniciar el año. Debo averiguarlo.
Vamos viendo, qué le puede afectar a un matón como Joselito. ¿Amenazas? ¡Imposible!, él era más choro que todos nosotros juntos. ¿Dinero? ¡Imposible! él tenía más dinero que todos nosotros juntos. ¿Colitis? ¡Imposible! ya se habría cagado. Lo único que me quedaba por confirmar era un posible lío de faldas. Joselito, aunque su aspecto era rudo, tenía una gran aceptación entre las mujeres, más aun, era pudiente económicamente y eso más las atrae, así es que chicas no le faltaban.
Bajando el edificio principal, veo que Joselito se retrae un poco del grupo, era algo notorio porque antes todos lo seguían a él. Entusiasmados la mayoría con ver las chicas en el salón de actos, casi pasó inadvertida esa actitud de Joselito, algunos golpearon su hombro como diciendo ¡venga machote! ¡Vamos a conquistar! Casi doy por sentado que se trataba de un lío de faldas, ya su cara se desfiguraba y podía ver el semblante de un nervioso crónico por lío de pierna suave. Más de alguna vez me he sentido así.
No estoy en este mundo para ayudar a nadie en este tipo de problemas, sólo fue mi intuición masculina la que daba por sentado los motivos nerviosos de Joselito, pero de ahí a ofrecerle ayuda psicológica ¡ni ca...! ¡Si yo también quería ver las minas!
Me dispongo a adelantarlo en la escalera y olvidar el tema, cuando siento su gruesa y pesada mano sobre mi hombro derecho y me dice con voz fatigosa 'Yuri'!!
Primero pensé que se desmayaba, y me dice "Por qué me mirabas en la sala de clases", "Te has dado cuenta que algo me pasaba", "Has sido el único que notó mi intranquilidad"
¡Sí!,- le contesté, "Pensé que estabas enfermo", "pero luego me di cuenta que tu problema era otro".
"Crees saber qué me sucede" me increpa con los ojos hundidos. "Creo que sí" le contesté. “¿Es por una chica verdad?”. ¡En efecto! me respondió, "no te lo ocultaré", "A quien primero se lo quise plantear fue a ti, dada tu experiencia con las mujeres, pero no me atreví por si te burlabas de mi. Además eres el único que ha conseguido tener entre sus brazos y derretir el corazón de la tía del kiosco, la mujer más deseada por todos y es algo que yo nunca lograré".
Joselito ya me estaba asustando con tanta deferencia hacia mí, yo siempre fui un chico tímido y no besaron mis labios vírgenes hasta fines del 4º medio, así es que tanta experiencia, que él decía, no era cierta.
De pronto cae Joselito, dada sus largas botas piel de vaca con punta de acero inoxidable, entre los escalones resbaladizos por la llovizna de aquel otoño, yo sólo atiné a sujetarlo de su chaqueta larga, si hasta el sombrero de cebra voló por el aire.
¡Yuri! por favor, necesito de tu ayuda, mis nervios ya no dan más de tensos y me cuesta mucho soportar esta situación. Pagaré todos tus consejos y todos tus servicios. Ya me empezó a asustar porque al hablar de servicios, me da mala espina, lo siento Joselito pero a mí me gustan las mujeres y mientras sea guapo y simpático no pienso pagar ni recibir pagos por servicios de nadie, tengo mis principios bien puestos. ¡Qué hablas imbécil! -se molestó Joselito, yo no me refiero a eso, además a mí también me gustan las mujeres. Me refiero a que toda la ayuda que me puedas dar para salir de esta situación la recompensaré económicamente o lo que me pidas.
Pasó por nuestro lado el profesor jefe y nos preguntó por qué no bajábamos, le dije que esperaríamos un momento porque a Joselito le dolía el estómago. "Ven" - le dije - "Vamos un momento a la sala y me cuentas qué te sucede". Se sentó en el primer asiento y yo me quedé parado en la tarima, al lado de la pizarra, y revienta en llantos, "Si quieres llorar, te puedo dejar un momento solo, si quieres hablar, te puedo escuchar" No - me contestó - son sólo los nervios acumulados.
Te hablaré de ella, pero no puedo decirte el nombre, es nuestro pacto secreto. Mirando el infinito a través de las ventanas del edificio hacia los cerros porteños llenos de chalets, me contó: No sabía, de tristezas, ni de lágrimas, ni nada, que me hicieran llorar, yo sabía de cariño, de ternura, porque a mí desde pequeño, eso me enseñó mamá, eso me enseñó mamá, eso y muchas cosas más yo jamás sufrí, yo jamás lloré, yo era muy feliz, yo vivía muy bien Yo vivía tan distinto, algo hermoso, algo divino, lleno de felicidad yo sabía de alegrías, la belleza de la vida, pero no de soledad, pero no de soledad, de eso y muchas cosas más yo jamás sufrí, yo jamás lloré, yo era muy feliz...-.¡Para el webeo Joselito! -le dije- esa es una canción..Pero me ignoraba...y comenzó a gritar -Yo vivía muy bien Hasta que la conocí, vi la vida con dolor, no te miento fui feliz, y aunque con muy poco amor y muy tarde comprendí, que no le debía amar, porque ahora pienso en ti, más que ayer, mucho más (bis) ...Joselito, fuera de sí, y con los ojos blancos no dejaba de recitar a gritos, creo que la fiebre, producto de su estado nervioso lo tenía con convulsiones charras-mexicanas y no podía reaccionar. -Yo jamás sufrí, yo jamás lloré, yo era muy feliz... pero te encontré Yo no quiero que me digas si valió o no la pena el haberte conocido porque no te creo más y es que tú fuiste muy mala si muy mala conmigo por eso no te quiero, no te quiero ver jamás - Lo cogí de la solapa y le di 2 bofetadas ¡cállate weón!- le grité- Me vas a contar o no...por fin reaccionó, se puso a llorar y comenzó a hablar.
Debo juntarme con una chica, ella cree que soy un hombre experimentado, llevamos poco más de un mes y me ha dado un ultimátum, tenemos que hacer el amor hoy por la noche, en su casa, pero jamás he estado con una chica, es más, nadie ha abierto mi caramelo, nunca he sacado a pasear el perro, nunca he sacado el canario de la jaula, ni yo tampoco nunca le he hecho cariño al gato, -¡¡Ya para!! - le dije, ¡si ya te entendí! ¿Y qué quieres que haga yo? - le contesté- "Quiero que me des unos consejos, porque si no cumplo, se reirá de mi y le contará a todo el colegio". Un día que estábamos solos en el salón de su casa, me quise hacer el chistoso, puse un tema de 'La Noche' y me puse a bailar al ritmo del amor, pensé que sería la oportunidad de tirar la vergüenza por la ventana y no sufrir un gatillazo por el nerviosismo, pero lo único que descubrí fue que era súper buena para reírse. Ya no sé qué hacer, creo que si esta noche no resulta comenzaré a pedalear en la bicicleta sin asiento. ¡Estoy perdido!
Cálmate Josete - Le dije - Presiento tu desesperación y también veo que te pescan menos que a un Mapuche. Creo que ya no te puedo dar un consejo profesional sino más bien personal, además, ¡Cómo se te ocurre ponerle un tema de La Noche a la mina! ¡Tan rasca! eso indica que estas muy desesperado. Escucha, toma nota, pero tendrás que hacer lo que yo te digo. Una de mis canciones favoritas para hacer el amor es Skin Trade de Duran Duran, ¿La conoces? - Sí, me contestó, Pues debes conseguir el cassette urgentemente, yo no te puedo prestar el mío porque esta noche tengo cita, y debes ponerlo en el momento preciso y a todo volumen. La clave no son los temas lentos, sino el ritmo. Esta canción posee una letra clara, en inglés británico, que la puedes cantar sin ser un cantante y la música es idónea para hacer un baile previo por parte tuya o un sugerente striptease por parte de ella. Además, el tema posee unos cambios de ritmo de súper-lento a lento con el que puedes trabajar las caricias, los juegos y las cosquillas suaves sin posibilidad de que ella se distraiga, sobre todo en la parte del coro. Debes acariciar su pelo, sin tirarlo, es sumamente importante, y recogerlo con ambas manos para despejar su cuello, es por donde encontrarás la puerta que esconde el perfume de su piel. Recuerda juntar sus palmas, de frente con las tuyas, pero sin tocarlas, ese es el termómetro con el que puedes percibir a qué nivel va, hasta ese momento, el calor de su cuerpo. Si doblas sus manos hacia atrás con tus palmas, suavemente, y las unes por atrás de su cintura, verás que cierra los ojos y doblará su cuello ligeramente, es porque estás justo en la parte de la canción que dice "Would someone please explain, the reason for this strange behaviour". No debes quitar su ropa, ¡ni se te ocurra! la ropa debe caer con el baile, suave, si eres hábil sabrás que el sujetador se suelta con una sola mano y sólo con dos dedos, ¡anota bien!, ¡¡'se suelta'!! El sujetador no se saca, debe caer solo. Tócala, pero no la toques, si eres capaz de entender esta contradicción sacarás aplausos y si eres capaz de entender lo que ella quiere con el calor de su aliento, ni se te ocurra tocarla, es porque las empanadas están en la puerta del horno y no se pueden quemar y ella está ‘a punto de caramelo’. Hasta aquí debes llegar, quédate quieto, todo lo demás lo hará ella. Como estadística, te puedo contar que con todas me ha funcionado, excepto una, que no te diré el nombre.
A estas alturas, a Joselito ya le había vuelto el color, no sé si porque se calentó con el consejo o porque ya se sentía mejor. Me dio las gracias diez mil veces y me ofreció lo que quisiera, pero sólo le exigí que me tenía que contar al otro día cómo le había ido.
Bajamos al salón de actos, aquella tarde daban la película Flash Dance, me senté con mis amigas y , desde lejos, pude apreciar que Joselito había vuelto a ser el que era, un galán conquistador, se reía con su grupo de amigos, tiraba bromas y se levantaba su sombrero y me gritaba ¡Maestro!
Finalizada la gala, debía juntarme con mi nueva chica, la había conocido hace unos días, era de un curso más bajo que el mío y tenía un apellido extranjero, muy conocida por lo demás. Me acordé de Joselito y pensaba, ¿Cómo tan weón? ponerse tan nervioso por un momento así, si yo también pasaría por lo mismo en unas horas más y estaba de lo más contento. Pero no la encontraba por ninguna parte, seguramente ha salido del colegio con sus compañeras. Además que me retrasé en bajar dándole consejos. Como no me importó mucho, me fui con mis amigas de siempre Viviana y Marcela que me estaban esperando, con una melliza en cada brazo, salimos del colegio rumbo a Pedro Montt.
Aquellos años, nuestro centro de reunión eran los juegos Delta, que estaban al llegar a Plaza Victoria, jugamos un rato, comimos unas papas fritas y caminamos por calle Condell. ¡Qué hermosos recuerdos! y ¡Qué sanos éramos! Pasé a dejar a mis mellizas a la parada del bus y luego me fui a casa. En el recorrido hacia la casa de mis abuelos, por Av. Colón, paso frente al colegio y me puse a pensar ¿Dónde habrá estado esta chica? si quedamos de juntarnos en el Salón del colegio para ver la película y luego no iríamos a su casa. Me saltó la duda que tal vez podría andar con sus amigas buscándome por Pedro Montt, y como no me gusta quedar con las dudas, me bajé de la micro. Antes de ir en dirección al centro, me pongo en una cabina telefónica para llamarla y confirmar si no está en casa, así no pierdo el viaje...meto una moneda de $50, marco ...2..5..9..8..8..8...y escucho: "Would someone please explain, the reason for this strange behaviour"..Aló? 

http://www.youtube.com/watch?v=oNU61nS0TTY


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