sábado, 10 de abril de 2010

El lápiz, la goma, el estuche, una flor y una ilusión.

Toco su hombro y le digo:
Me recuerdas ? cuando rozaba tu mano formados en el patio, cuando parada delante mío olorosaba tu pelo y jugaba con tu coleta para que te dieras vuelta, Me recuerdas? cuando nos tocó bailar juntos y el sudor de tus manos las secaba con las mías, cuando escribía mi nombre en tu delantal y tu lo encerrabas con un corazón. Recuerdas cuando tu cara se reflejaba en el cristal y yo te hacía gracias y tú te reías a carcajadas, cuando pinchabas tu lápiz en mis rodillas para atraer mi mirada. Me recuerdas cuando en gimnasia nos buscábamos para ser pareja y correr de la mano a las pilladas, cuando nos quedábamos jugando en la reuniones de padres a oscuras tras las salas. Recuerdas si hacia frio o calor o si llovía mientras arrancabas porque yo no lo recuerdo, en esas tardes eras tú quien reinaba. Recuerdas si tenías hambre, sed o sueño? porque mientras jugaba contigo solo existías tú. ¿Por qué la mente olvida todas las necesidades vitales de un ser humano sin embargo a ti no te olvida?. Recuerdas cuando te sonrojabas por salir a la pizarra, cuando creías que todos te miraban y solo yo te observaba. Recuerdas cuando con tu espejo me sacabas la lengua, mirabas hacia atrás y me guiñabas. Recuerdas tu chaqueta colgada en la silla con botones color marrón y yo le echaba aserrín a tu capuchón, y cuando en los recreos fríos metías tus manos suaves en mis bolsillos buscando calor. Recuerdas si alguna vez nos enojamos? porque a esa edad solo pensaba en complacerte y molestarte para llamar tu atención. Recuerdas cuando gritabas por mí en los partidos de fútbol y soplabas mis heridas rasmilladas y sucias, cuando contábamos las hojas de una rama y la metías en mi oreja para hacerme cosquillas. Recuerdas los pétalos que metía en tu delantal y tu le escribías mi nombre con un lápiz de tinta?, piensas en cómo pasa el tiempo siendo niños y podíamos diferenciar quién te gustaba o quien te atraía, te enamora su aroma, te cautiva su pelo, miras su sonrisa y te cautiva el alma, miras sus ojos y sabes que no los olvidas nunca, porque te vas a casa pensando en ella y a la siguiente mañana ella te dice que soñó contigo, porque bailamos juntos en la fiesta de curso comiendo queques y galletas que eran tan dulces como su cara. Recuerdas cuando la profesora contó a todo el curso que yo me iba, pero tu sonrisa brillaba triste con tus ojos llenos de lágrimas. Recuerdas que me mirabas hacia atrás y me preguntabas cuándo te vas, vas a volver y por qué te vas. Recuerdas que en los recreos te parabas en la puerta y me mirabas con ganas de decir algo y podía sentir tu corazón apretado y tu voz entrecortada, tus ojos me seguían sin entender un adiós injusto, una historia no terminada. Recuerdas aquella tarde de invierno, Ximena y tú José y yo, los cuatro para limpiar la sala, se juntaron nuestras escobas y nuestros pies se enredaron con patines de lana, entre cera y aserrín, y acercamos la mirada. Recuerdas mi beso y tu beso con las lágrimas saladas.

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